Dedicado a los Mártires del 22 y 23 de Marzo de 1965
Dedicado a las familias de los mártires que perdieron sus hijos y su futuro
Dedicado a las familias que nunca recibieron los restos de sus seres queridos
A la memoria del mártir Mehdi Ben Barka, el Frantz Fanon, Che Guevara y Malcolm X de Marruecos
Por Jihad Jones
Musulmanes Por La Paz (6 de abril de 2019)
“Fue adornado para la gente el amor por las pasiones: las mujeres, los hijos, la acumulación de oro y plata por quintales y los caballos de raza, los ganados y los campos de cultivo. Esos son los placeres de la vida en este mundo. Pero junto a Dios está el mejor destino (de retorno).” (C. 3:14)
Hamza Yusuf cree en la monarquía constitucional. Es su sistema preferido de gobierno. Alaba a los reyes como un canario en una jaula de oro. Los soberanos son sus musas. Como un bardo medieval, compone odas en honor de los monarcas de Marruecos, Jordania, los Emiratos Árabes Unidos e incluso Arabia Saudita. Es un clérigo de la corte que ama retozar con los reyes. Incluso ladra en su defensa como el perro leal sujeto con una correa.
Hamza Yusuf cree que la monarquía constitucional equilibra tanto la autoridad espiritual como el poder temporal. En una entrevista manifestó: “los reyes no son susceptibles a la corrupción como los pobres o los nuevos ricos. Los reyes no tienen hambre. Tienen todo, así que no necesitan nada.”
“Los reyes no tienen hambre.” Esto seguramente se convertirá en una cita clásica que se repetirá en los siglos venideros como un ejemplo de la sabiduría sufí americana del siglo XXI. La afirmación de que los reyes no son susceptibles a la corrupción transmite la ingenuidad de un bobo. La codicia aumenta la codicia. La sed de poder y riqueza que existe entre los monarcas es insaciable. Están constantemente buscando métodos para aumentar sus riquezas. ¿Por qué ser dueño de un país si puedes ser dueño del mundo?
En 2019, ocho personas poseen tanta riqueza como la mitad de la población mundial. Hace nueve años, tal riqueza estaba en manos de cuarenta y tres personas. Es evidente que los ultra ricos siguen concentrando cada vez más riqueza en un número de manos cada vez menor. Hay quienes desean comer las sobras de los superricos y lamer las migajas de sus mesas que caen al suelo. Hay otros, sin embargo, que desean volcar sus mesas, devolver las riquezas a sus legítimos dueños y dar a los monarcas los que les corresponde.
La Casa Saud está valorada en 1,7 billones de dólares. La Familia Real de Kuwait en unos 360.000 millones de dólares. La riqueza de la familia real de Qatar se calcula en 335 millones de dólares. La familia real de Abu Dhabi maneja unos150.000 millones de dólares. Se estima que la familia real británica posee unos 88.000 millones de dólares. La familia real de Marruecos unos 20.000 millones de dólares. Son algunos del 1% dueños de la mayor parte del mundo. Nosotros, el 99% restante, tenemos el derecho y el deber de oponernos a ellos, erradicarlos y asegurar la redistribución justa y equitativa de la riqueza. Como dijo el Imán Ali: “Cuando veas a un hombre que no tiene nada, ten por seguro que alguien ha robado su parte.” Dios Todopoderoso ha proporcionado una parte de sustento para cada alma. Quienes no la tienen, fueron desposeídos de la misma.
Si bien los seres humanos tienen derecho a tierras y propiedades legítimamente adquiridas, no tienen derecho a convertir en sus pertenencias naciones enteras. El Mensajero de Dios advirtió: “Quienquiera que se apodere ilegalmente de (aunque más no sea) un palmo de tierra, un collar de siete (palmos de) tierra colgará de su cuello (en el Más Allá)” (Bujari y Muslim). El Rey de Marruecos, sin embargo, posee y controla gran parte de la tierra, los recursos naturales y la economía del país. Lo mismo puede decirse de las realezas en el Golfo.
Los monarcas de la península arábiga no han considerado al petróleo desde su descubrimiento propiedad del pueblo y de la nación sino propiedad personal. Dios Todopoderoso los describe en el Glorioso Corán: “En verdad, Dios hará entrar a quienes creen y realizan buenas obras en Jardines de cuyas profundidades brotan ríos y quienes no creen disfrutan y comen como come el ganado y el lugar para ellos será el Fuego” (47:12). Son los que “consumen… la riqueza de la gente injustamente…” (2:188; 4:29). Son los que “se comen, sin derecho, los bienes de la gente y les apartan del camino de Dios” (9:34). Son los que “atesoran el oro y la plata y no los gastan por la causa de Dios” (9:35). Son aquellos “que no respetan los límites impuestos por Dios” (2:229). Son aquellos que “aman ardientamente a los bienes terrenales” (100:8). Son los faraones de nuestro tiempo.
Aunque Mohammed VI de Marruecos se presenta a sí mismo como el “Rey de los Pobres” y Mohammed Ben Salman de Arabia Saudita se jacta de que “gasto al menos el 51 por ciento en la población y el 49 por ciento en mí,” el porcentaje microscópico de dinero que invierten en sus ciudadanos no puede ser presentado como un acto de caridad, ya que su riqueza mal nacida pertenece, antes que nada, a la gente. Lo poco que se escurre, simplemente, vuelve a sus legítimos dueños. Las fortunas de las familias reales del mundo son intrínsecamente inmorales. La riqueza de las realezas es obscena. Su estilo de vida es abusivo. La magnitud de su codicia y avaricia sería incomprensible a los ojos de los piratas. Su libertinaje es legendario y hace que la corrupción descrita en “Las Mil y Una Noches” resulte de poca monta en comparación.
Afirma Hamza Yusuf con astucia: “Si un rey es bueno, criará a sus hijos para que sean buenos.” Pero la realidad es que los reyes son malos. Siguiendo la lógica del Sr. Hanson, “Si un rey es malo, criará a sus hijos para que sean malos.” Como lo demuestra la historia, la monarquía, en manos de cualquiera que no sea un profeta infalible, es una forma intrínsecamente malvada de gobierno. Tal es el consenso de la mayor parte de la humanidad cuando se trata de la monarquía hereditaria. ¿Dónde ha estado el Sr. Hanson durante los últimos doscientos años de la historia occidental? Las monarquías fueron abolidas por razones bien fundadas. Fueron reemplazadas por repúblicas y democracias, sistemas de gobierno que no son del gusto de Hamza Yusuf.
Si el Sr. Hanson prefiere a los monarcas árabes, persas y asiáticos y no a las democracias parlamentarias, hay que preguntarse dónde ha estado durante los últimos 1400 años de historia islámica. El Califato de los cuatro primeros Califas no era ciertamente una monarquía parlamentaria. Las dinastías que siguieron ―omeyas, abásidas y otomanas― no fueron monarquías parlamentarias. Ninguna de ellas es fuente de inspiración adecuada para nuestros días. Si los islamistas están atrapados en el siglo VII, Hamza Yusuf parece estar varado en el siglo XVII. Sus opiniones políticas no nos llevan hacia delante sino hacia atrás.
Desconcierta que Hamza Yusuf apoye a la monarquía teniendo en cuenta la objeción del Profeta Muhammad a ese modelo político. El Mensajero de Dios predijo:
Habrá Profecía mientras Dios lo desee y la suprimirá cuando Él quiera. Luego vendrá el Califato según el método Profético y existirá mientras Él quiera. Luego habrá monarquías intransigentes mientras Él quiera. Después habrá realeza opresiva mientras Él quiera. Y luego (reaparecerá) el Califato según el método Profético. (Ahmad)
La monarquía, según el Mensajero de Dios, era el producto de una desviación, algo aberrante y una perversión del modelo profético. Declaró explícitamente que las monarquías que seguirían al califato primitivo serían opresivas y que, en última instancia, tendrían que ser derrocadas por la voluntad de Dios. Lo que se aplica al futuro, se aplica al presente y se basa en el pasado. Dios Todopoderoso deja claro en el Glorioso Corán que pueblos, ciudades y civilizaciones fueron destruidos porque pusieron el poder en manos de los ricos (11:102; 18:59; 21:11; 28:59; 35:45): “Cuando queremos destruir una ciudad, damos órdenes a los favorecidos de ella y entonces ellos transgreden” (17:16).
Según Hamza Yusuf, “Tenemos un gran ejemplo en Marruecos. El Rey en Marruecos proviene de una familia buena, estimada y pura. Ama a su pueblo y este lo ama a él.” Por moderado que pueda parecer en comparación con las dictaduras militares, las repúblicas autocráticas y las monarquías totalitarias del mundo musulmán, el Reino de Marruecos no es un modelo digno de emulación. Mohammed VI, y su padre Hassan II, pueden parecer delincuentes menores cuando se los compara con el Shah de Irán y Saddam Hussein. Pero no dejan de serlo.
Mohammed V no fue colocado en el poder por su pueblo sino por los franceses. Aunque Marruecos fue históricamente un protectorado francés bajo la figura de Sultanato y no un reino, Mohammed V adoptó el título de Malik o Rey en 1957 y siguiendo el consejo que los franceses dieron a sus antecesores, también adoptó el título de Amir al-Mu’minin o Líder de los Creyentes. Según el Boletín Oficial del 20 de septiembre de 1979, el Rey de Marruecos es el titular de la autoridad legítima, la sombra de Dios en la tierra, y su brazo secular en el mundo. Tal es la autoridad que se confiere al rey de Marruecos a través de la ceremonia de juramento de lealtad.
Mohammed V fue puesto en el poder por los franceses primero entre 1923 y 1953 y luego entre 1955 y 1957 en un momento en que los pueblos colonizados de todo el mundo estaban afirmando su independencia. Incapaz de frenar la ola popular, los franceses decidieron poner a un surfista servil sobre ella, lo que les permitió mantener el control y la influencia en Marruecos después de su aparente independencia. Aunque la mayoría de los activistas marroquíes de la época eran defensores de las repúblicas democráticas, nacionalistas, socialistas y socialistas, el movimiento independentista fue cooptado por monárquicos pro-occidentales, quienes enseguida aplastarían despiadadamente a los defensores de los modelos políticos participativos.
Cuando Hassan II llegó al poder en 1961, marcó el comienzo de décadas de opresión, persecución política y violaciones de los derechos humanos que se conocieron como los Años de Plomo. Esto se vio facilitado por el hecho de que la CIA había reorganizado las fuerzas de seguridad de Marruecos. En 1962 redactó una constitución que puso todo el poder en manos de la monarquía. En 1965 disolvió el Parlamento y gobernó como dictador. En marzo de 1965 se anunció que al 60% de los jóvenes que habían terminado el colegio secundario se les negaría el derecho al segundo ciclo de la educación secundaria. Como resultado, casi 15.000 estudiantes se reunieron para protestar pacíficamente contra los planes en Casablanca el 22/3/1965. La respuesta del régimen fue brutal, con policías abriendo fuego contra los manifestantes sin ser provocados y enterrando rápidamente a los asesinados durante la noche.
Los estudiantes indignados por la brutalidad injustificada del régimen continuaron la protesta el día siguiente de manera más agresiva como una respuesta natural a la violencia desatada por la monarquía. Esta vez Hassan II, que según se informó comandó las operaciones directamente desde el puerto, movilizó al ejército junto con la policía: 400 camiones del ejército y 20 tanques entraron en la vecindad de Casablanca en el núcleo de la protesta, mientras que las barricadas con ametralladoras bloquearon todas las salidas. Los estudiantes indefensos y desarmados fueron rodeados y preparados para la matanza. El Rey y sus compinches estaban decididos a dar un gran escarmiento.
Marguerite Rollinde relata en “Le Mouvement marocain des droits de l’homme:” “La represión fue inmediata… El general Ufkir no dudó en ametrallar a la multitud desde un helicóptero. Los tanques tardaron dos días en acabar con los últimos manifestantes. Las bajas fueron muy altas. Dos mil personas fueron juzgadas por los tribunales.” Aunque las autoridades afirmaron que sólo una docena de personas murieron como resultado de la represión, la prensa extranjera y los activistas de la UNFP (Unión Nacional de Fuerzas Populares) junto con eruditos como Omar Brousky y Jean-François Clément hablan de más de mil víctimas, todas las cuales fueron enterradas en fosas comunes. Los tribunales juzgaron a miles de activistas: la mitad recibió condenas.
Con sus mil víctimas, la masacre de Casablanca de 1965, cometida bajo el mando de Hassan II de Marruecos, coloca a sus perpetradores en la categoría de criminales de guerra. Hassan II no se enfrentaba con un golpe de estado dirigido por comunistas, fascistas o takfiristas quienes querían imponer un sistema totalitario en Marruecos. Hassan II masacró a más de mil estudiantes y gente de bajos recursos por el único delito de haber exigido el derecho a una educación secundaria completa. Si bien la historia de la represión en otros países musulmanes ha girado en torno a los terroristas y fascistas takfiristas, en Marruecos se dirigió contra los disidentes prodemocráticos que exigían derechos humanos fundamentales, civiles y universales.
Por si fuera poco, la gloria de Hassan II es el hecho de que avisó a la inteligencia israelí sobre la inminente Guerra de los Seis Días en 1967. Según los israelíes, fue gracias al rey de Marruecos que ganaron la guerra. De hecho, hasta el momento de su muerte en 1999, Hassan II hizo de Marruecos la puerta trasera de Israel e incluso les permitió establecer cuarteles generales diplomáticos en el Reino. Siendo proamericano y pro-sionista, fue visto por Occidente como un “dictador amistoso.” Después de todo, los únicos dictadores que Occidente se niega a tolerar son aquellos que defienden la soberanía de sus naciones y desean invertir sus recursos en su propia gente, infraestructura y economías.
A veces me pregunto si no será que cuando Hamza Yusuf era adolescente recibió “Tarjetas de Presentación de algún Dictador Amigable” para futuros negocios. En una de las que poseo del rey Hassan II podemos leer:
“Al igual que su antiguo aliado, el sha de Irán, el rey Hassan II de Marruecos no se ahorra ningún deleite terrenal. Tiene siete palacios principales; 260 caballos en uno de sus muchos establos; aloja la mayoría de sus camellos, avestruces y cebras con sus 945 cabezas de ganado en su granja lechera de 1500 acres y posee un par de harenes. Mientras tanto, la tasa de desempleo en Marruecos es superior al 20% y el 85% de la población vive en la pobreza extrema, refugiándose en chozas improvisadas en las ciudades cada vez más pobladas del país.”
“Citando dudosos lazos históricos, en 1975 Hassan II llevó a su nación a una guerra en el Sahara Occidental que cuesta al país más de un millón de dólares por día. Aunque la Corte Internacional de Justicia dictaminó que Marruecos no tiene derechos históricos sobre el territorio, Estados Unidos sigue apoyando diplomática y financieramente a Hassan II en su guerra para anexar el área. Estados Unidos también desempeña un papel activo para detener los intentos de golpe de estado contra el Rey. Según un disidente, la CIA le dio a Hassan II una cinta de video que le permitió atrapar a los conspiradores antes del hecho. El favor fue devuelto cuando Hassan II visitó Washington en 1982, donde acordó con el presidente Reagan que Estados Unidos podría usar a Marruecos como base de emergencia para sus aviones.”
Durante el gobierno de Hassan II, los opositores políticos fueron acosados, amenazados, encarcelados y desaparecidos. Cientos fueron asesinados. Miles y miles fueron enviados a prisiones secretas. Según fuentes fidedignas, más de 60.000 personas fueron torturadas bajo el gobierno de Hassan II, el degenerado sexual que mantenía un harén con más de cincuenta concubinas ―las mayores de las cuales tenían diecisiete años de edad― y poseía más de tres mil sirvientes que atendían cada uno de sus caprichos.
¿Esta es la “buena familia” que Hamza Yusuf admira? ¿Este es el “ejemplo” marroquí que el Sr. Hanson quiere poner en un pedestal como modelo para los musulmanes? ¿Esta es la familia “pura” a la que alaba? Una familia gobernante que ha explotado al pueblo marroquí durante generaciones, sin escatimar placer ni lujo mundano, mientras que millones de sus súbditos sufren en la pobreza. Una familia gobernante que es responsable de la muerte de miles y la tortura de decenas de miles. ¿Cómo se atreve Hamza Yusuf en amar y elogiar a la familia alauita de Marruecos? Es posible que rel actual sea mejor que su padre. A comparado a otros líderes musulmanes, es muy moderado. No cabe duda que algunos de sus proyectos son excelentes. Sin embargo, esto no cambia el hecho que ha usurpado las riquezas y los recursos de una nación entera como su propiedad privada. Y no cambio el hecho que algunas de sus políticas son terribles, que gobierna de manera autocrática y que niega a su pueblo derechos fundamentales.
Mohammed VI, el actual rey de Marruecos desde 1999, fue la encarnación de la esperanza para la mayoría de los marroquíes que confiaron en la paciencia y la constancia para soportar el brutal gobierno de Hassan II. Se hicieron muchas promesas pero, después de casi veinte años, es evidente que pocas de ellas se cumplieron. En efecto, en 2004 se creó una Comisión de Equidad y Reconciliación para investigar las violaciones de los derechos humanos cometidas durante el reinado de Hassan II. Si bien para muchos marroquíes ha sido catártico admitir los crímenes y abordarlos públicamente, no se ha llevado ante la justicia a ningún culpable. Solo se pagaron algunas compensaciones. No puede existir paz ni reconciliación sin justicia.
Las heridas de la violación de los derechos civiles y humanos en Marruecos no se han curado. Y aunque esos derechos humanos han mejorado gradualmente bajo Mohammed VI, los observadores han observado un retroceso precipitado en los últimos años. Hubo aumento en las detenciones arbitrarias de activistas sociales, de derechos humanos y periodistas. La libertad de expresión y de asociación es limitada. Las personas detenidas por la policía y el aparato de seguridad son objeto de abusos y malos tratos rutinarios. Y aunque la tortura oficialmente es ilegal y se afirma que ya no es una práctica sistemática, se siguen denunciando casos.
Para Hamza Yusuf, los musulmanes no tienen derecho a rebelarse contra sus líderes por muy opresivos que sean. Para Hamza Yusuf, los musulmanes no tienen derecho a producir una revolución. En sus palabras: “No aceptamos ninguna rebelión (khurūj) contra nuestros líderes o nuestros asuntos públicos aunque sean opresivos. Esta es la ‘aqīdah (creencia) de los musulmanes.”
¿Qué clase de Islam es este que se pone del lado de los opresores en lugar de los oprimidos? Si esto es “Islam” puede irse al infierno ya que es un Islam del Tío Tom y de los esclavos sumisos. No es un Islam que atraiga a los pueblos indígenas y a los afrodescendientes de las Américas. No es un Islam que se dirige a los condenados de la tierra. No se trata de un Islam que atiende los derechos de los seres humanos sino que les priva de ellos, siendo el más importante el de la libertad: la libertad frente a la tiranía y la opresión. Como dijo el Imán Ali: “No seas esclavo de los demás cuando Dios te creó libre.”
Hamza Yusuf elogia la monarquía jordana, la monarquía de los emiratos, la monarquía marroquí e incluso la monarquía saudí: “He visto lo mismo con Al Saud, pero a menudo están rodeados de gente mala.” Ah, sí…. son buenas personas porque tienen buenos padres… El único problema es que están rodeados de gente mala. Llamémoslo “presión de grupo.”
Y si realmente los musulmanes no tienen derecho a resistir, ¿por qué Hamza Yusuf apoyó, animó e incitó verbalmente a los insurgentes teroristas que se rebelaron contra el gobierno de Bashar al-Assad en Siria? ¿Son sólo los marroquíes, los kuwaitíes, los emiratíes, los qataríes, los bahreiníes, los omaníes, los habitantes de Brunei y los saudíes los que se ven privados del derecho a la rebelión? Y si los musulmanes no tienen derecho a rebelarse contra sus líderes, aunque sean opresores, ¿entonces el Imam Husein cometió un pecado al oponerse a Yazid? ¿Y qué hay de sus amadas monarquías árabes creadas por los británicos? ¿No se rebelaron contra el Imperio Otomano?
Si este es la aqīdah (la creencia) de los musulmanes, es la aqīdah de la idiotez. Es un conjunto de creencias que sirve a los intereses de los opresores. Es una teología de la sumisión y la subyugación. Es el tipo de religión que se enseñaba a los esclavos. Es una inversión diabólica de la teología de la liberación espiritual, psicológica, religiosa, sociopolítica y económica del Profeta Muhammad. Y aunque no faltan tradiciones en las fuentes sunitas, junto con un número menor de shiitas, que exigen la sumisión incondicional a los sultanes, todas ellas son falsificaciones patentadas por los “Tío ‘Abdullah ‘ulama,” los vendidos eruditos del Islam y los siervos de Satanás. Son hijos de la esclavitud porque “Han tomado a sus doctores de la ley y a sus sacerdotes por sus señores en lugar de Dios” (9:31).
Por mucho que los malhechores deseen extender las tinieblas y apagar la luz de Dios, la verdad brilla a través de la falsedad. En consecuencia, un gran número de tradiciones auténticas que apoyan el derecho a la resistencia han sobrevivido en los libros canónicos de tradiciones proféticas. De hecho, cuando el Profeta envió a su Compañero Mu‘adh al Yemen, donde lo representaría, le advirtió: “Cuídate de la súplica de los oprimidos, pues no hay ninguna barrera entre ellos y Dios” (Bujari y Muslim). El Profeta también declaró que había tres personas cuyas súplicas nunca eran rechazadas. Una era “la del oprimido pues se eleva sobre las nubes y se le abren las puertas del cielo” (Tirmidhi).
El Mensajero de Dios prohibió a los musulmanes cometer injusticias. Dijo: “Protéjanse de la injusticia porque esta será oscuridad en el Día de la Resurrección” (Muslim). El Profeta de Dios prohibió a los musulmanes oprimir a otros musulmanes: “Un musulmán es hermano de otro musulmán. No debe oprimirlo ni abandonarlo (es decir, cuando está siendo oprimido)” (Bujari y Muslim). El Profeta ordenó: “Apoyen a los oprimidos” (al-Bara’ ibn ‘Azib).
El Mensajero de Dios advirtió a los eruditos en contra de socializar con los ricos y poderosos. “Dios Todopoderoso se enoja con el que exhibe respeto por el rico y lo considera bueno por la codicia que siente por su riqueza. Lo pondrá en una jaula de fuego en la parte más baja del Infierno” (‘Amili). Sijo el Mensajero de Dios: “Quien alabe a un rey tirano o exhiba humildad debido a la codicia (por sus recompensas), estará en el Infierno con él” (‘Amili). Asimismo: “Siempre que un transgresor es alabado, los cielos tiemblan y la Ira Divina envuelve al que lo haya hecho” (Qummi).
El Mensajero de Dios ordenó a los musulmanes: “Ayudad a vuestro hermano, sea opresor u oprimido.” Como esto parece contradictorio, se le preguntó cómo era posible. El Profeta respondió: “Cogiendo su mano” (Bukhari y Muslim). Al prevenir la opresión, se evita que el opresor siga pecando y se salva al oprimido de su opresión. El Mensajero de Dios advirtió: “Cuando la gente ve a un opresor pero no le impide (hacer el mal), es probable que Dios castigue a todos” (Abu Dawud y Tirmidhi).
En cuanto a los eruditos que argumentan lo contrario, sería prudente recordar las palabras de Sa‘id al-Musayyib ―Dios se apiade de él―, quien advirtió: “Si encuentras a un erudito religioso que permanece constantemente con príncipes, considéralo un ladrón.” Advirtió Abu Hamid al-Ghazali: “No te mezcles con los príncipes y los sultanes y evita verlos. Porque verlos, sentarte y mezclarte con ellos es muy malo. Y si te ves obligado a hacerlo, evita alabarlos y elogiarlos porque Dios ―el Sublime― se enoja cuando se alaba a un opresor y a un hombre impío.”
Cuando Amadou Bamba, el fundador de la orden sufi Muridiyyah, fue invitado a vivir a la puerta de los sultanes, respondió: “Solo Dios me basta y estoy contento con Él. Solo codicio el conocimiento y mi Din. No suplico ni temo excepto a mi Rey porque solo el Todopoderoso puede enriquecerme y salvarme. Mis circunstancias son la de esos que se encuentran indefensos, como los desdichados humildes.”
Llamémoslos ladrones, llamémoslos oportunistas, llamémoslos materialistas…. Yo los llamo traidores, impostores espirituales y mercaderes de la religión. Son los fariseos del Islam. El Mensajero de Dios enseñó que apoyar a los opresores es uno de los mayores pecados. Efectivamente, durante su Viaje Nocturno Dios Todopoderoso le dijo: “No seas un ayudante de los opresores” (‘Amili). El Profeta puntualizó: “Quien ora por la larga vida de un opresor es como si le gustara que en la Tierra se opongan a Dios” (Ansari). En otra tradición el Profeta advierte: “Quien ayude conscientemente a un opresor, ha apostatado del Islam” (Ansari).
Por mucho que las palabras del Profeta tengan autoridad, las de Dios son de mayor peso. Dijo Dios Todopoderoso en un dicho sagrado: “Oh siervos Míos, he prohibido la injusticia para Mí y la he prohibido entre vosotros, así que no os oprimáis unos a otros” (Muslim). Y Él exhorta en el Glorioso Corán: “no os inclinéis hacia los opresores” (11:113) y “no colaboréis en el pecado y la agresión” (5:2).
Dice Dios Todopoderoso en el Glorioso Corán: “¡Oh, los que creéis! Vuestra responsabilidad es cuidar de vuestras propias almas” (5:105). Es decir, les cabe la responsabilidad de hacerse cargo del propio destino cuando hay una causa justa y un método justo. Y por más que los musulmanes sean llamados a ser pacientes, tolerantes y perdonadores, eso tiene sus límites. Dios Todopoderoso establece en el Glorioso Corán:
Quienes tienen fe y confían en su Señor …. cuando sufren una injusticia, un ultraje, se ayudan entre sí. La recompensa del mal es un mal semejante. Así pues, quien perdone y corrija el mal será recompensado por Dios. En verdad, Él no ama a los opresores. Y quienes se defiendan tras haber sido oprimidos no serán censurados. En verdad, la censura es para quienes oprimen a las gentes y van agrediendo en la Tierra sin derecho. Ellos tendrán un castigo doloroso. Y ser pacientes y perdonar es señal de quienes poseen una gran firmeza [es decir, son parte de los que buscan el premio de Dios]. (Corán, 42:36-43)
Si los oprimidos se levantan contra los opresores, no se los puede condenar. El Corán es claro a este respecto: “En verdad, la censura es para quienes oprimen a las gentes y van agrediendo en la Tierra sin derecho. Ellos tendrán un castigo doloroso” (Corán 42:41-42). Dios Todopoderoso promete: “En verdad, Nosotros hemos preparado para los opresores un Fuego cuyas paredes les cercarán. Y si imploran ayuda se les auxiliará con un agua como cobre fundido que les abrasará el rostro. ¡Qué mala bebida y qué mal lugar de reposo!” (18:29).
El castigo de los que ayudan a los opresores es una promesa que se cumplirá. Comunicó el Profeta: “Si una persona da al rey tirano un bastón para que golpee al oprimido, Dios cambiará el bastón por una serpiente de setenta mil metros de largo, y lo pondrá en el fuego del infierno (para atormentarlo)” (‘Amili). El Mensajero de Dios alertó:
“A quienes toman los asuntos de los opresores en sus manos y los ayudan en la opresión, el angel de la muerte les transmitirá al momento de fallecer la maldición Divina y las noticias del fuego del Infierno. Y el infierno es un mal lugar. El que guía al opresor será considerado igual que Hamān (el ministro de Faraón). Y el castigo de los que ayudan a los injustos y a los opresores será más grave que otros castigos de los moradores del Infierno” (‘Amili).
¡Aléjense de los Reyes! ¡Aléjense de los sultanes! Sean pastores para las ovejas, no amigos de los lobos! Dios está en todas partes. Nunca estamos solos. ¡Arrepiéntanse y actúen correctamente! ¡Arrepiéntanse y actúen correctamente!





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